12.10.11

Besos de miel

La lluvia caía incesante sobre la ciudad.
Así amaneció. En temporada de huracanes, hay días
en los que el astro rey no se levanta de la cama para
pasear por el mundo asoleando a todos.
La ciudad realmente muere cuando llueve.
Pero a mí me encanta la lluvia.
Pienso que los días son realmente maravillosos cuando
está nublado, cuando llovizna, cuando todo está frío.
Desde siempre me ha gustado ver llover, mirar
las gotas resbalando por los cristales, chapoteando
en las calles, pintando de un gris feliz el ambiente.
Hasta se antoja una taza de chocolate caliente o un café
al pie de la ventana mientras vemos el espectáculo plateado
del otro lado.

Llegaste a eso de las 11 y nos sentamos a tomar café.
Mientras, yo te miraba sobre el borde de mi taza.
Como que la lluvia te da ese toque especial que mi corazón vio en ti hace mucho.
Contra todo pronóstico imbécil de varios granujas, llevamos poco
más de dos meses y la vida comienza a cambiar de color.
Se abre un portal mágico cuando sonríes, cuando tus ojos resplandecen,
cuando tus manos se aventuran en mi piel, cuando tus besos de miel
serpentean en mi cuello, cuando tu corazón se abre y emergen
dulces sonetos para cada día, cuando tu voz me llama y puedo
acurrucarme entre tus brazos.

Hoy la lluvia me dice que podré abrazarte y cubrirte del frío.
Que podrás ahuyentar a los monstruos que yacen bajo mi cama.
Que podré decirte al oído lo mucho que te quiero.
Que podrás acariciar mi cabello para quedarnos dormidos.
Que podré besarte nuevamente y que nos amaremos al anochecer...


2 comentarios:

Daniel Saborío dijo...

¿Y qué te cuenta la lluvia cuando nos encuentra desnudos...?

Mariibeles Esparza dijo...

Me cuenta cosas no aptas para menores de 18 :)