17.10.11

Dormir con los ojos abiertos

Acabo de asomarme por la ventana y no creerían lo que vieron mis ojos: la Luna me regaló una sonrisa torcida y tenebrosa.
Cerré la ventana de golpe.
Cautelosamente, volví a abrirla.
Ahí estaba ella, tan serena, tan coqueta y misteriosa como siempre.
De pronto, sintió mi mirada -supongo- y volteó a verme nuevamente. En sus ojos brilló algo similar a un reproche y una mueca de disgusto se dibujó en su rostro de sirena dormida; y me dio la espalda. En un instante el mundo se sumió en la más completa oscuridad, sólo las pequeñas centellas y el charquito de estrellas iluminaban el firmamento. Me pregunté qué cosa tan mala habría hecho para que hoy me mirara de esta manera.
Se volvió hacia mi y me dijo:
-"Ayer brindé por vosotros, por las pérdidas, por las tormentas, incluso por las sombras en sus vidas. Ayer lloré, manché mi rostro de sangre enferma, derramé conjuros, agité brebajes e invoqué fuerzas sidéreas, te estreché en mis brazos y sequé tus lágrimas, amortigüé tus sollozos con besos, me quedé a tu lado hasta que te entregué a los brazos de Morfeo. Hoy despertaste y el mundo ya era de otro color. ¿Notaste el brillo del Rey cuando asomaste por la puerta?
¿Pensaste en mi mientras arreglabais sus diferencias?
¿Soy tan mala para no merecer siquiera un 'gracias hermana Luna'?
Creo que no merezco esto de vosotros. Yo les brindo lo que me piden, soy su portavoz y su confidente. Soy su espejo y su astro nocturno... soy..."

Aquí la interrumpí.
-Luna hermosa, discúlpame que no hayamos agradecido públicamente el haber intercedido por nosotros, te pido una disculpa sincera a nombre de los dos; hoy no te había visto para darte las gracias, pero tu apoyo absoluto...

Me interrumpió.
Hasta aquí ella era de piedra, pero a pesar de todo, sonrió.
-"No os preocupéis, yo os daré mis mejores vibras para la eternidad. Tengo que seguir mis faenas nocturnas para las parejas del mundo entero, conjuros, danzas y demás"
Entonces se agachó y me dio un beso azucarado que aún danza en mi mejilla, bueno, en este momento ya dejó de danzar y ahora canta en re menor alguna melodía lunar.

Suenan en mi cabeza algunas campanillas. Eres tú en telepatía virtual. El eco de tus sonrisas y la dulce sinfonía de tus besos me devuelven la razón y me doy cuenta que permanecí durante una era glaciar durmiendo con los ojos abiertos, colgados al borde de tu corazón; a tu lado, percibiendo tu aroma y bebiendo el manjar delicioso de tus labios...

~La realidad de esta dinámica es que
yo no la quería hacer, adelantándome
a estos días en que no sale de mi una
palabra o algún rasgo de creatividad.
Pero aquí estoy, describiendo anécdotas
reales, las cuales viven dentro de mis ojos
cuando los cierro y me dispongo a
soñar contigo~.

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