Te Soñé

Me encontraba postrada en una cama, convaleciente, y mientras estaba ahí, dormitaba y pensaba.
Un viento fresco que entró a través de las cortinas me trajo tu nombre y me regaló una sonrisa, envuelta en un delicado lienzo bordado de claveles. En cada una de las letras había una nota musical distinta.
Escuché a mi corazón gritar tu nombre y se sentó a esperar respuesta. Conforme pasaba el tiempo, sollozaba. Le dije que tú estabas ahí dentro y que no era necesario buscar más por ahí afuera. Al principio, algo incrédulo murmuró algo. Lo sentí caminar, sus pasitos inseguros me hacían cosquillas. Caminaba por un sitio y por otro, cada vez más al fondo. Hasta que, en cierto momento, percibí una plática animada, risas, y para sellar el encuentro, se fundieron en un largo abrazo. Mi corazón estaba más que contento.
En eso estaba cuando noté una paloma inmóvil en la ventana, que me miraba. Inquieta, la miré también. Sonrió de lado y desplegó su ala derecha para mostrarme algo en la lejanía, que yo no alcanzaba a ver desde ahí. Me incitó a incorporarme y pude ver lo que me mostraba. Allá en el horizonte algo brillaba demasiado y tuve que entrecerrar los ojos para poder distinguir, al fin, tu silueta, y sonriente te acercabas a veloz paso. Cuando estabas a unos metros de mi, alargaste tus brazos y me sacaste de ahí.
La paloma aún en la ventana, alegre, zureaba. Daba unos ligeros saltitos y nos miraba.
Nos alejamos de ahí y desperté en tus brazos.
... Y como aquella lejana primera vez que desperté, percibiendo el aroma de tu pecho, mi corazón fue tan feliz..!!

Sí, hoy te soñé.