La noche no detiene su curso. Sigue impetuosa hasta que decide ceder paso al nuevo día. Pasea de la mano con los fantasmas subterráneos de esta ciudad asolada.
La sombra del callejón crece tomando forma de un misterioso bunker.
Se oye el murmullo de un gato psicodélico reír mientras la araña teje tu rostro entre las ramas.
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