9.8.14

Verano fue ayer

[Verano fue ayer
entre sus brazos,
entre su piel,
cuando fui su musa.]


Ayer por la tarde, ¡lo recuerdo bien!, volvió. Nos quedamos sentados aquí en el porche y platicábamos de nuestro primer viaje juntos, cuando teníamos 20 años y viajamos a Venecia, nos parecía tan romántico que reunimos todas nuestras mesadas de un año para poder hacer el viaje. Ahí fue donde nos hicimos novios, sobre el vaivén de la góndola y bajo la mirada cómplice del gondolero. También recordamos que volvimos ahí cuando nos casamos y que año tras año visitábamos un lugar distinto de Italia, aunque ya no íbamos solo nosotros, también ibas tú. También hablamos de todos los años que pasamos juntos en casa, tranquilos viéndote crecer, hasta que fuiste a la Universidad. Después de eso, los dos nos entristecimos, la casa parecía tan grande que se escuchaba el eco de nuestras pisadas, de nuestros sollozos. Volvimos a Italia. Debes recordar que te enviamos algunas postales y también un par de cartas. Italia nos devolvió la felicidad y nos regresamos aquí para vivir otros años dichosos. Hasta que se fue a la guerra. Fue difícil pasar 14 años separados, tan angustiados y tan solos, sin los brazos cálidos del otro por las noches. Ayer finalmente volvió, parecía cansado pero sonrió cuando me vio y corrió a mis brazos. Por eso nos pusimos a recordar. Creo que fue su manera de rescatar el tiempo perdido y sentirnos más cerca. Primero me abrazó, aunque su abrazo lo sentí un poco débil, etéreo, supongo que era por la fatiga. Te digo que parecía cansado.
No me mires así, ayer se nos fue el tiempo en recordar. También me dijo que volveremos este año, me hace ilusión porque después de tanto tiempo lejos, creo que ya nos lo merecíamos.
¿Que quieres un vaso con agua? Ahora vuelvo, no hagas ruido porque podrías despertarlo y debe descansar.
Hijo, deberías haberlo visto ayer cuando llegó. Yo estaba sentada en esta misma silla, veía a unos niños que hace poco se mudaron cerca de aquí, jugaban con los geranios y correteaban, mientras sus padres caminaban un poco detrás, se notaba que disfrutaban charlar y pasear juntos. Pasaron y reinó el silencio de nuevo. Momentos después me disponía a entrar para tomar el té, cuando vi a un hombre que se acercaba presuroso, no temí pues por aquí nunca se ve gente distinta, pero me causó extrañeza. Su rostro, a pesar de parecer cansado, mostraba una sonrisa brillante y una dentadura perfecta, como la que siempre lució tu padre. El corazón me dio un vuelco cuando lo reconocí. Quise levantarme pero me temblaban las piernas. Antes de poder reaccionar, él llegó y me abrazó. Te digo que parecía cansado.
Tienes que creerme, él me miraba con sus profundos ojos de mar y me decía que había sido el amor de su vida y que por fin podríamos estar juntos, mientras me llenaba el rostro de besos. Tomaba mis manos entre las suyas, miraba el horizonte y parecía que se perdía en sus pensamientos, cuando de pronto me volvía a mirar y me sonreía.
También me preguntó por ti. Le recordé que te casaste poco antes de que él se marchara y que te habías vuelto socio mayoritario de Spie Bagtinolles Nord. Parecía que no lo recordaba. Intenté hacerle recordar que para esa ocasión eligió su traje Calderoni gris, ése con el que se veía tan guapo, pero parecía haberlo olvidado.
En unas horas despertará, hijo, y si te quedas podrás charlar de nuevo con él. Me da mucho gusto que hayas venido a visitarme justo cuando estoy tan feliz. Siento que no hayas traído a los niños y a tu esposa. Él se pondrá muy contento de volver a verte, pero recuerda que ahora debe descansar.
¿El baño? Está donde siempre ha estado, hijo, pasa, estás en tu casa.

¿Qué? ¿Que tu padre no está ahí? Claro que está, no he salido en todo el día, debería haberlo visto si se levantara, además no tiene a dónde más ir.
No me asustes, hijo, tiene que estar, mira bien.
Suéltame, por favor, tengo que entrar a la casa.
Tiene que estar ahí. No. Ahí está. Estoy segura.

¿A dónde vamos, hijo? No me alejes de ahí, tengo que estar por si vuelve, seguro que salió y no me di cuenta. Ya volverá. Seguro fue a traer algo de comida. Hijo, por favor, ¡Hijo! ¡Por favor, déjame en casa, tengo que estar cuando vuelva!
¿A dónde me llevas? ¿Quiénes son esos hombres? ¿Por qué me llevas lejos de casa? ¿Dónde es aquí?
¡Hijo! ¿Hijo? ¡¿Quién es usted?!
¡S U É L T E M E!

No me miren así, por favor.
Les digo que volvió ayer, era verano y parecía cansado.

No hay comentarios: